Sólo el 34,3% de los
jóvenes trabajadores tiene un contrato indefinido y aunque la
temporalidad ha descendido desde que gobierna el PP aún afecta a
casi la mitad de este colectivo. El Observatorio de Inserción
Laboral de Jóvenes, que elabora desde 1996 el Instituto Valenciano
de Investigaciones Económicas (Ivie) con ayuda de Bancaja, aporta
este año un dato preocupante: desde 1999 Madrid y Barcelona van en
dirección contraria.
Joven y ausencia de seguridad laboral son términos que parecen
unidos desde hace años en España. En 1996, año en el que subió al
poder el Partido Popular, más del 56% de los menores de 30 años
tenía un contrato temporal, según el estudio El Capital
Humano . El Observatorio de la Inserción Laboral de los
jóvenes, que se publicó por primera vez ese año.
Entonces este análisis se circunscribía a la Comunidad
Valenciana. Con los años se ha extendido a Madrid y Barcelona, en un
intento de hacer una radiografía de la relación de los jóvenes
españoles con el mercado de trabajo. Sus dificultades para encontrar
trabajo, para conseguir un contrato estable, independizarse y formar
una familia.
Desde 1996, el mercado laboral ha experimentado una mejora de la
que también se han beneficiado los jóvenes. La tasa de paro de los
menores de 25 años -la Encuesta de Población Activa agrupa a los
trabajadores de entre 25 y 54 años- ha descendido del 39,3% al 20,4%
desde esa fecha. Y, según el análisis del Ivie, que se basa en una
encuesta a 2.506 jóvenes de hasta 30 años, la temporalidad se ha
reducido hasta el 47,6% y el porcentaje de jóvenes que trabaja sin
contrato ha pasado del 34% al 14%. Las mujeres siguen sufriendo en
mayor medida que los hombres más dificultades para encontrar trabajo
y más precariedad.
La explicación al descenso de la temporalidad, que se combina con
un incremento de los contratos fijos hasta el 34,3%, no es única y
"es difícil saber cuál es el factor que pesa más", asegura Asunción
Soro, miembro del equipo investigador del Ivie. El crecimiento
económico vivido esos años y las políticas de incentivación a la
contratación de jóvenes son sólo parte de ella. A pesar de ello, el
14% de los trabajadores que no han cumplido los 31 años -el 18,1% en
el caso de Madrid y Barcelona- todavía trabaja sin contrato y son
una clara minoría los que son sus propios jefes y en lugar de un
contrato laboral se han establecido como autónomos.
El cambio de ciclo económico, además, ya se ha empezado a notar,
sobre todo entre los jóvenes de las dos grandes ciudades españolas.
El análisis de la situación en Madrid y Barcelona constata un
aumento de los que tienen contrato temporal de cinco puntos sólo
desde 1999: del 41,3% al 46,3%. "Hay que estar alerta porque hay
síntomas de desaceleración, lo que tiene consecuencias en el mercado
laborar", asegura Soro.
Los investigadores del Ivie han detectado algunos factores que
influyen en la temporalidad. La experiencia -a partir del quinto
empleo es más fácil acceder a un contrato indefinido- y el nivel
educativo, están entre ellos.
El estudio también permite hacer un perfil del tipo de trabajo
que desempeñan los novatos del mercado laboral. La gran
mayoría (88%) trabaja en empresas privadas; de pequeño tamaño (el
70% en compañías de menos de 50 trabajadores) y del sector servicios
(75%) Y de lo que les pagan por ello.
El salario medio de los que trabajan a tiempo completo, que son
la mayoría, está en 798 euros al mes (820 en el caso de Madrid y
Barcelona). Desde 1999, estos salarios han crecido el 2% y el 4,1%,
respectivamente, descontada la inflación.
Canales
informales
En cuanto a la forma en que los jóvenes buscan trabajo,
siguen prevaleciendo los canales informales, como los contactos a
través de amigos y familiares, y los servicios públicos de empleo,
como el Inem. A pesar de ello, el crecimiento más significicativo es
en el envío de curriculos, tanto a compañías en las que se quiere
trabajar como a empresas de trabajo temporal.
Esta situación tiene otras consecuencias. Aunque los jóvenes
tardan cada vez menos en conseguir su primer empleo y a los 20 años
la mitad ya ha tenido su primera experiencia laboral -tres años
menos que en 1996-, cada vez se independizan más tarde. El 50% de
los jóvenes de 27 años sigue viviendo en casa de sus
padres.